Los aficionados madrileños al cine no podemos quejarnos del gran número de salas que abren sus puertas en la capital, una oferta donde sobreviven cines tan históricos como el Proyecciones o los Verdi. Pero si hablamos de historia de la cinematografía el auténtico ganador es el Cine Doré, que abrió sus puertas en febrero de 1912 y que hoy es sede de la Filmoteca Nacional.

Entrar en el Cine Doré es como entrar en el túnel del tiempo. Inaugurado en febrero de 1912 y reformado en 1923, el viejo “palacio de las pipas”, como fue bautizado por los vecinos de Antón Martín, reabrió sus puertas el 28 de febrero de 1989 convertido en sede de la Filmoteca Nacional, lo que permitió recuperar un edificio de estilo modernista, uno de los pocos que sobreviven en Madrid, que llevaba cerrado desde 1963.

Lejos de la política de las salas comerciales, que apuestan por películas de máxima audiencia y recaudación, el Cine Doré es otra cosa bien distinta, un remanso lejos del mundanal ruido donde su cartelera, siempre interesante, es un homenaje continuo a la historia de la cinematografía.

Aquí no prima lo comercial, sino lo puramente artístico, y por esta razón en las salas del Cine Doré suelen darse cita aficionados y profesionales del cine, un público minoritario que busca recordar o ver por primera vez esas películas que ya son historia.

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Recordando el pasado

En 1912 Antonio Llovet fue el impulsor de la construcción del Salón Doré, que con capacidad para 1.250 personas (aforo muy importante para la época) fue construido por el arquitecto Críspulo Moro, con una fachada modernista que era muy habitual en los cinematógrafos de principios de siglo. 

En 1923 el empresario Arturo Carballo fue el promotor de la reforma que daría lugar al Cine Doré, que estuvo abierto hasta 1963 convertido en su última etapa en cine de reestreno. En 1982 el Ayuntamiento de Madrid adquiere el Cine Doré por su interés arquitectónico y a finales de febrero de 1989, tras una laboriosa restauración, abre de nuevo sus puertas convertido en sede de la Filmoteca Nacional.

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Un nombre con misterio

Hay quién asegura que el nombre de Cine Doré se debe al origen catalán de su propietario, Arturo Carballo, que le bautizó en recuerdo del Gran Salón Cine Doré que existió en la Rambla de Cataluña entre 1908 y 10912.

También hay quién apuesta a que su nombre es un homenaje al artista francés Gustave Doré, aunque nadie apunta la relación que pudo existir. Finalmente también hay quién afirma que se trata de las dos primeras notas musicales Do y Re, dado que en algún momento las dos sílabas que componen Doré aparecieron separadas por un guión (Do-Re). Un misterio más que sumar a la historia del “palacio de las pipas”.

Dirección: Santa Isabel, 3 (Metro Antón Martín).

Horario: De martes a domingo (los lunes no hay sesiones).

Precio: General (3 euros)

             Abono 10 sesiones (20 euros)

             Abono anual (40 euros)

             Reducida mayores de 65 años (2, 15 y 30 euros)

             Menores de 18 años gratis.