Situado en la desconocida Sierra Norte y a menos de una hora de la capital por carretera, Patones “de Arriba” es un pedazo de historia en pleno siglo XXI. Sus orígenes datan de la Reconquista, tuvo sus propios reyes hasta 1750 y en la actualidad es el único ejemplo de arquitectura negra de la Comunidad de Madrid. Pasear por sus calles empedradas y sus casas de pizarra es la mejor forma de conocer nuestro pasado, sin olvidarnos que sus alrededores también están llenos de interés.
A muy pocos minutos de Madrid la Sierra Norte es una auténtica desconocida que merece la pena ser descubierta. La próxima escapada que proponemos es a Patones de Arriba, declarado Bien de Interés Cultural en 1999 y uno de esos lugares mágicos donde pasear por sus calles empedradas y admirar cada detalle de sus casas construidas con pizarra, nos permite adentrarnos en un tiempo remoto del que seguramente Patones, un pueblo que tiene sus orígenes en la Reconquista, es uno de los pocos vestigios que todavía sobreviven.
Tras la Guerra Civil los escasos habitantes de Patones comenzaron a trasladarse junto a la carretera M-102 que les une con Torrelaguna, más próximos al río Jarama, de forma que surgieron Patones de Arriba y Patones de Abajo, dos pequeños pueblos unidos en coche por 800 metros de carretera y a pie a través de la Senda del Barranco.
Para comenzar la visitar a Patones “de Arriba”, sobre todo si lo hacemos en fin de semana o festivo, lo mejor es que dejemos nuestros coches (llegar en autobús es un problema por los escasos horarios) en el parking disuasorio de Patones “de Abajo” y que a partir de ahí sigamos la Senda del Barranco que en 20-30 minutos (dependiendo de cual sea nuestro ritmo) nos acercará a la magia del “auténtico” Patones.
Los reyes de Patones
Patones se convierte en municipio en agosto de 1769, pero hasta 1750 esta curiosa localidad, el único ejemplo de arquitectura negra de la Comunidad de Madrid, contaba con sus propios reyes, un cargo que como tradicionalmente sucede en las monarquías que hoy conocemos tenía un carácter hereditario.
Si algo ha distinguido siempre a Patones ese algo es su inaccesibilidad, que de alguna forma hoy todavía perdura, una característica geográfica que hizo que pudiera permanecer al margen de la Guerra de la Independencia (1808-1814), ya que según cuentan las leyendas las tropas francesas no fueron capaces de ubicar en los mapas una pequeña localidad que en aquel momento tan sólo estaba habitada por unos pocos vecinos.
Comenzamos la visita

Cualquier visita a Patones debe comenzar por la Oficina de Turismo, ubicada en la Iglesia de San José (Plaza del Llano), que fue mandada construir en 1653 por el arzobispo de Toledo. Aquí recabaremos información de interés sobre qué visitar en Patones de Arriba y sobre las posibles rutas a realizar en los alrededores (Cancho de la Cabeza, Pontón de la Oliva, Ermita de la Virgen de la Oliva o las Cárcavas).
Deberemos informarnos previamente si existen visitas guiadas programadas, cuáles son sus horarios y días de la semana en qué funcionan (sábados, domingos y festivos), pero lo mejor es que dejemos que sean nuestras piernas y nuestros pies los que nos lleven por un laberinto de intrincadas callejuelas empedradas donde el tiempo parece haberse detenido desde aquel lejano 1555 cuando Patones dependía del municipio de Uceda y contaba con tan sólo siete vecinos.
Por favor, en esta escapada es aconsejable vestir ropa cómoda para andar y calzado adecuado para caminar por un terreno muy desigual (no estamos en asfalto) y en el caso de tenerlos mejor no nos olvidemos en el coche los siempre útiles bastones de marcha. Seguro que no será un lujo cargar con ellos y siempre pueden salvarnos de algún indeseado resbalón.
En cuanto a las vituallas en Patones abren sus puertas muchos lugares de “mesa y mantel” para disfrutar de una buena comida serrana, aunque si queremos aprovechar el día a tope es preferible cargar con nuestra propia mochila donde no debe faltar agua en abundancia para mantenernos bien hidratados.
Andando por Patones de Arriba
Siempre mejor hacerla en primavera o en otoño, durante nuestra visita a Patones podemos seguir la ruta de las Edades de la Arquitectura o de la Arquitectura de los Alimentos, aunque ambas nos llevan a la pizarra como elemento común constructivo y a los típicos “tinados” y “arrenes”, sin olvidarnos del Museo Aula Geológica que reúne una buena cantidad de fósiles, rocas, etc.
Los “tinados” eran espacios destinados a guardar el ganado, ovejas y cabras principalmente, mientras que los “arrenes” eran espacios cerrados donde se cultivaba cereal, legumbres, etc. Lógicamente, si queremos tener la mejor vista de Patones tendremos que alcanzar la parte más elevada del pueblo, donde se encuentran el lavadero y la Fuente Nueva, porque desde allí podremos disfrutar de una excepcional vista.
Dónde hacer senderismo
A la hora de optar por el senderismo Patones nos ofrece, por ejemplo, dos alternativas, en ambos casos muy relacionadas con el agua. Una es el Canal de Cabarrús, un recorrido de unos 13 kilómetros que está siendo peatonalizado, y otra es la subida al Cancho de la Cabeza, una ruta circular de aproximadamente 12 kilómetros y desde cuyo punto más alto tenemos una maravillosa vista con el embalse de El Atazar a nuestros pies.
Aunque no es una ruta difícil y se encuentra bien señalizada en días de sol es aconsejable llevar protector solar, gorra y abundante agua para evitar deshidrataciones, y sobre todo que cada cual haga el itinerario a su ritmo.

También podemos optar por regresar a Patones de Abajo y coger el coche de nuevo hasta el Pontón de la Oliva, distante 5 kilómetros, para desde allí acometer los 3 kilómetros (ruta corta) que nos separan de las Cárcavas, un lugar inaudito, bellísimo para los amantes de la fotografía y que merece la pena verse, aunque en este caso ya advertimos que el desnivel es de aproximadamente 300 metros, lo que significa la presencia de rampas algo duras.
Esta ruta mejor hacerla sin mucho sol y si ello no es posible ir provistos de bastones de marcha, gorra, protector solar y agua. La senda está muy gastada por la lluvia, tiene surcos importantes y por lo tanto debemos llevar calzado con buena adherencia en las suelas si no queremos tener algún susto.
Por su parte, el Pontón de la Oliva es el primer embalse que tuvo Madrid para abastecerse de agua potable, en sus construcción trabajaron unos 2.000 presos y quienes dirigieron las obras no tuvieron en cuenta que esta presa está construida sobre un terreno muy poroso, con lo cual las filtraciones fueron un problema desde el principio.
Finalmente, si la visita a la Cueva del Reguerillo fuera posible podríamos admirar la mayor cavidad subterránea que existe en la Comunidad de Madrid, pero a cambio podemos visitar a la Ermita de la Virgen de la Oliva, de estilo románico-mudéjar, o el yacimiento carpeto-romano de la Dehesa de la Oliva.Lo que es seguro es que cualquiera que sean nuestras aficiones una escapada a Patones siempre es enriquecedora para el cuerpo y para el espíritu y nos permitirá descubrir la magia y la historia de la Sierra Norte.
Ficha de viaje
Cómo llegar: Coche (72 km por A-1, N-320 y M-102)
Bus (Plaza de Castilla, línea 197. Coste 5,10 euros/trayecto)
Oficina de Turismo: Iglesia de San José. Plaza del Llano.
91-843 20 26
www.turismo.patones.net
Qué ver en los alrededores de Patones: Ermita de la Virgen de la Oliva (4 km)
Pontón de la Oliva (5 km)
Yacimiento arqueológico Dehesa de la Oliva (5 km)
Cancho de la Cabeza (ruta circular 12 km)
Cárcavas (3 km desde el Pontón de la Oliva)
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