Con una visión más profunda e integradora el Museo del Prado ha vuelto a abrir al público las quince salas del Edificio Villanueva dedicadas a su colección permanente del siglo XIX. Esta nueva propuesta va desde las “pinturas negras” de Goya a la desembocadura del arte pictórico español en el siglo XX. En total 1.600 m² donde los responsables del Museo del Prado nos ofrecen pinturas y esculturas que nos dibujan cual era el panorama artístico de la España del XIX.
Con la nueva propuesta expositiva de su colección de pintura del siglo XIX, lo que nos propone el Museo del Prado en las quince salas del Edificio Villanueva es un nuevo enfoque narrativo, que ahora dedica más espacio a la pintura social, al mundo en femenino y a las artes decorativas.
Tras un recorrido inicial (Sala 67) por las pinturas murales al óleo que ocuparon dos habitaciones de la llamada Quinta del Sordo, las Pinturas negras y por otras obras de sus años finales, nos adentramos en la Sala 64 con obras realizadas durante las dos primeras décadas del siglo XIX.
Se trata de una época marcada por la crisis política y bélica derivada de la expansión napoleónica, que enfrenta los Fusilamientos del 2 y 3 de mayo de Goya a La muerte de Viriato, jefe de los lusitanos de José de Madrazo.
Neoclasicismo
El movimiento neoclásico supuso, durante las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del XIX, la revitalización del arte europeo y, aunque las colecciones del Museo del Prado de este periodo cuentan principalmente con obras españolas, también se incluyen en la Sala 63 ejemplos de artistas europeos como Thomas Lawrence, Pierre Guérin o Gottlieb Schick.
El triunfo del Neoclasicismo en España abarca el primer tercio del siglo XIX y se puede contemplar en la Sala 62 a través de las obras de algunos de los autores más destacados de su tiempo, como José Aparicio, Juan Antonio Ribera o José de Madrazo.
En esta misma sala hay una vitrina con 40 miniaturas, cinco de ellas obras de mujeres, entre las que destaca La amabilidad, una aguada sobre marfil de Marcela de Valencia y que fue adquirida por el Museo del Prado el pasado mes de abril.

Romanticismo
Tras la sala dedicada al Romanticismo en la que se incluyen obras de Esquivel, Federico de Madrazo, Alenza y Lucas, junto al San Jerónimo en bronce de José Piquer, se avanza hacia la sala dedicada a Eduardo Rosales, uno de los más grandes nombres del arte español del siglo XIX.
El paso hacia la Sala 75, gran galería abovedada, sumerge al visitante en un conjunto de acontecimientos y personajes históricos a través de obras de gran formato.
En la Sala 62 B, Paul Baudry, Jean-Louis Ernest Meissonier, Rosa Bonheur y Franz von Lenbach, representan el arte cosmopolita europeo. Junto a ellos Martín Rico y Raimundo de Madrazo se desarrollaron profesionalmente en París, el centro artístico más importante de Europa, el primero a través del paisaje y el segundo del retrato.
Realismo
Entrando en el tercer cuarto del siglo XIX el visitante encuentra a Fortuny en la Sala 63 B, pintor reconocido internacionalmente. La evolución del paisaje del Romanticismo al Realismo llega de la mano de Carlos de Haes, Martín Rico, Luis Rigalt y Muñoz Degrain, entre otros, en la Sala 63 A.
Y si hay una sala especialmente impactante en este recorrido es la Sala 62 A. En ella se reúnen 54 retratos y autorretratos de los principales artistas y, entre ellos, los que fueron directores del Museo del Prado durante el siglo XIX.

Pintura social
Tras el agotamiento de la pintura de historia y el auge del naturalismo la pintura social se convirtió en la manifestación más difundida del arte de la última década del siglo XIX.
A la obra de Sorolla, ¡Aún dicen que el pescado es caro!, se une en la Sala 61 A, entre otras reivindicaciones sociales, Una huelga de obreros en Vizcaya de Cutanda, que interpreta las revueltas del sector de la siderurgia, con una reproducción del marco original de la obra.
En esta misma sala podemos admirar las obras de dos mujeres que se incorporaron públicamente a la práctica de la pintura, María Luisa de la Riva y Fernanda Francés, y una representación de pintores nacidos en Filipinas.
Finalmente, en esta sala la exposición se completa con la sutileza del grupo escultórico de Miguel Blay, titulado Eclosión.
De Sorolla a Blanchard
En la última sala del recorrido a las obras de Joaquín Sorolla, el artista español con mayor proyección en esta época, junto con el escultor Mariano Benlliure y Aureliano de Beruete, se suma ahora una mayor presencia de la obra realizada en las primeras décadas del siglo participante de las corrientes simbolistas e impresionistas.
Hablamos de Dario de Regoyos, de modernistas con Hermen Anglada-Camarasa y de una de sus discípulas, María Blanchard, que se incorpora así a la colección permanente del Museo del Prado.

Ficha Museo del Prado
Dónde: Museo del Prado. Edificio Villanueva. (c/ Ruiz de Alarcón, 23)
Cuándo; Colección Permanente Siglo XIX
Horario: 10-20 horas (lunes a sábado). 10-19 horas (domingos y festivos)
Entradas: General (15 euros). Reducida (Mayores de 65 años: 7,5 euros). Gratuita lunes a sábado de 18 a 20 horas. Domingos y festivos de 17 a 19 horas.
Reservas e información: www.museodelprado.es
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