Los vencejos suelen llegar al cielo de Madrid una vez comenzada la primavera, pero esta vez “Los vencejos” del escritor donostiarra Fernando Aramburu han llegado a las librerías a finales de agosto y posiblemente permanecerán en ellas durante mucho tiempo. Una novela que tiene a Madrid como escenario y como protagonista al barrio de La Guindalera.
Estamos a finales de agosto y los vencejos que llegaron a Madrid en primavera ya han regresado a sus cuarteles de invierno. Lo hacen después de haberse multiplicado en los tejados de toda España. El periodo de cría es el único momento en el que los vencejos dejan de volar. El resto de su vida vuelan y vuelan e incluso duermen volando a gran altura.
Madrid y La Guindalera protagonistas de «Los vencejos»
Cinco años después de publicar “Patria”, un libro excepcional y fundamental en el que el escritor afincado en Hannover dibuja todas las aristas de los inexplicables y violentos “años de plomo” en el País Vasco, Fernando Aramburu regresa al cielo literario con una novela ambientada en Madrid, concretamente en el barrio de La Guindalera, y de la mano protagonista de Toni.
Superada la cincuentena Toni es un profesor de instituto decepcionado con el mundo y que un 27 de abril de 2019, coincidiendo con la llegada de los vencejos al cielo de Madrid, decide que se suicidará un año después.
Hasta que llegue ese momento todas las noches Toni ira escribiendo en su piso de La Guindalera una crónica personal, descreída, desencantada, tierna y como buen español no exenta de humor. Ya saben aquello de que en España muchas historias serían graciosas si antes no fueran trágicas.

La historia de muchas vidas
Como Aramburu, Toni comparte su vida con su perra Pepa y con una biblioteca de la que, no es el caso de Aramburu, tiene que desprenderse poco a poco.
Toni es un “escribidor”, alguien que escribe por necesidad vital más que por necesidad profesional, de forma que su “diario”, si se le puede llamar así, es un repaso a su vida pasada, presente y futura, una vida que transcurre en un escenario convulso, surrealista e irreflexivo que se llama España.
Como sucede en la vida de toda persona, en la vida de Toni hay padres, un hermano con el que nunca mantuvo una relación cordial, una exmujer (Amalia) de la que no desconectado totalmente, un hijo problemático (Nikita), un amigo machista, perdido y tan desengañado como él (Patachula) y una amiga (Águeda) que regresa al nido de la amistad después de un amor truncado.
A lo largo de las 704 páginas de “Los vencejos” las vidas de estos personajes salen a escena cuando les toca, a cumplimentar con estricta disciplina el papel que les ha otorgado el autor.
Se trata de personajes que comparten una misma desorientación vital, que comparten intimidades que pocos conocen con el objetivo de encontrar respuestas. Son personajes que en medio de su ruina pugnan por encontrar un camino que les aleje del abismo.
¿Cumple finalmente Toni con el destino de su abismo? Mejor leer “Los vencejos”.
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