Madrid fue una de las primeras ciudades europeas que contó con una Logia Masónica. Se creó en 1728 y estuvo localizada en el Hotel “Las Tres Flores de Lis”, en la calle de San Bernando junto a la Gran Vía. En sus inicios la Masonería fue una sociedad secreta, de ahí que sus miembros no hicieran alarde de su pertenencia a la misma. Ello explicaría que Madrid cuente con muchos símbolos de la masones que se han mantenido en secreto y que los madrileños desconocemos. A continuación te descubrimos el Madrid secreto de la Masonería.
La primera Logia Masónica que se fundó en España, la número 50, fue bautizada con el nombre de La Matritense y se ubicó en Madrid en la por entonces llamada Calle Ancha de San Bernardo, junto a la actual Gran Vía.
El lugar fue el “afrancesado” hotelito “Las Tres Flores de Lis”, el año 1728 y su fundador fue el Duque de Wharton. A partir de ese momento Madrid se convirtió en la capital de los masones españoles, de ahí que la capital conserve un buen número de edificios y lugares donde los símbolos de la Masonería son muy visibles para quienes sepan reconocerlos.
A día de hoy la sede de la Gran Logia Nacional se localiza en la calle José Lázaro Galdiano, 4, mientras que por su parte La Matritense continúa existiendo en la calle Juan Ramón Jiménez, 6.
¿Qué es la masonería?
La Masonería se encuentra extendida por todo el mundo y en sus orígenes tuvo un carácter secreto. La Masonería surgió en Francia a lo largo de la Ilustración y se trata de una palabra que procede del vocablo francés «maçon», que en castellano significa «albañil».
Sus miembros (los masones) forman una fraternidad de carácter iniciático, filantrópico, ilustrado y fuertemente jerarquizado, que se organiza en “logias” y que se identifica con un gran número de símbolos esotéricos, circunstancias todas ellas que a lo largo del tiempo ha enfrentado a la masonería con gobiernos e iglesias.
Los masones se declaran racionalistas y sus objetivos son la búsqueda de la verdad, el desarrollo social y el progreso moral del ser humano, tanto a nivel colectivo como individual.
Por esta razón los miembros de la Masonería deben superar una serie de procesos de aprendizaje enfocados a desarrollar su capacidad de escuchar, reflexionar y dialogar, y de este modo poder transmitir los valores masones en su entorno social.
La Masonería tiene poco que ver con las creencias religiosas, puesto que los masones se declaran laicos, y con los partidos políticos, dado que consideran que las posiciones políticas suponen un obstáculo a la hora de poder reflexionar y dialogar sin prejuicios previos y abiertamente de todos los temas.
Los símbolos de la masonería
Madrid cuenta con un gran número de acacias, un árbol que es uno de los símbolos de la masonería y que muchos alcaldes en la historia de la capital (que eran masones) encargaron plantar durante su mandato.
Para los masones el Arca de Noé se construyó con madera de acacia, de ahí la importancia como símbolo, al tratarse de un material incorruptible.
Por otro lado, la escuadra y el compás son también símbolos muy importantes para los masones, que se identifican con los constructores medievales de catedrales, que utilizaban este tipo de herramientas para trazar los planos de sus edificaciones.

El Ateneo de Madrid
Decíamos que los masones son racionales, ilustrados y que su objetivo es la búsqueda de la verdad a través de la reflexión y el diálogo, por lo tanto cualquier Ruta Masónica debe comenzar por el Ateneo de Madrid, ubicado en la calle Prado, 21, y que es el edificio más representativo de la masonería en Madrid.
En su época muchos de los más ilustres masones fueron socios del Ateneo, entre ellos el presidente de la Primera República, Emilio Castelar; el famoso político Práxedes Mateo Sagasta, y hasta el mismísimo presidente de la Segunda República, Manuel Azaña.
El edificio del Ateneo de Madrid se inauguró en 1884 y es obra de los arquitectos Enrique Fort y Luis de Landecho. En 1952 se realizó una reforma dirigida a eliminar muchas de las estrellas de cinco puntas, otro de los símbolos masones, existentes.
Por el contrario en ese momento se mantuvo sin cambios las pinturas del techo del salón de actos, obra de Arturo Mérida y que están repletas de triángulos y columnas, símbolos también de la masonería, o la escalera de siete peldaños que representa las virtudes que que debe tener todo buen masón.
Uno de los puntos de interés del Ateneo de Madrid, en la actualidad convertido en importante foco cultural, es una importante biblioteca que cuenta con más de 150.000 volúmenes.

Monumento a Emilio Castelar
Emilio Castelar fue en su época un miembro destacado de la masonería y a su muerte el escultor Mariano Benlliure, también masón, fue el encargado de la estatua que en honor de Emilio Castelar se levanta en la actualidad en el Paseo del Prado y en la plaza del mismo nombre.
Se trata de un conjunto escultórico que está repleto de símbolos masones. A los pies de Castelar, por ejemplo, nos encontramos con la escultura de una mujer desnuda que representaría a la Verdad y hacia ella ascienden tres figuras, un obrero, un soldado y un estudiante, que en la simbología masónica representarían al trabajo, la fuerza y el estudio.
Coronan el conjunto tres mujeres que representarían las tres virtudes masónicas: Sabiduría, Fuerza y Belleza.

Palacio de Fomento
El Palacio de Fomento (Paseo de la Infanta Isabel, 1), en la actualidad sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es un bellísimo edificio construido a finales del siglo XIX y que es obra del arquitecto Ricardo Velázquez.
En su interior (las visitas están suspendidas temporalmente) también nos encontramos con numerosas referencias masónicas, sobre todo las columnas de la fachada principal que para los masones representan fuerza y equilibrio.
Al mismo tiempo en esta fachada, a cada uno de los lados de la puerta de acceso, nos encontramos con dos cariátides (Industria y Comercio) que portan en sus manos símbolos masones como el mazo y la escuadra.
En lo más alto del Palacio de Fomento nos encontramos con tres impresionantes estatuas aladas: la Gloria y los Pegasos. El número tres es muy importante para los masones y estas figuras harían referencia a la trilogía: Dios, Naturaleza y Hombre.
Por cierto, estas estatuas fueron construidas en sus orígenes en mármol, pero como eran demasiado pesadas fueron sustituidas por otras similares en bronce.
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